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El coraje de amar. La sexualidad humana como posibilidad de un encuentro pleno: Felipe Miramontes (México)

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Felipe Miramontes es Psicólogo. Logoterapeuta y Analista Existencial. Terapeuta existencial. Trabaja con individuos y con grupos. Estudiante de Filosofía. Conferencista y tallerista. Desarrolla su trabajo en torno a la psicoterapia, la filosofía, la docencia, la investigación y la escritura. Ha publicado dos libros y colaborado con capítulos para otros. Actualmente funda y dirige el proyecto EXISTENZ de psicoterapia, filosofía y arte.

A lo largo del tiempo la sexología ha tenido diversas propuestas desde diferentes visiones del ser humano (como la biología, la psicología, la sociología , etc.), que pretendieron en su momento ser las voces autorizadas para abordar la sexualidad humana. Sin embargo, algunas de ellas sólo ven a la persona en las dimensiones que la aparejan con los animales y, por extraño que parezca, estas teorías han tenido amplia difusión.

No obstante, existen otras propuestas que aunque no han contado con la misma suerte que las mencionadas anteriormente, abordan la sexualidad del hombre y de la mujer en todas sus dimensiones. En ellas se ha hablado de la dimensión personal existencial para la vivencia de la sexualidad.

Al contemplar lo sexual como una simple vivencia placentera, inmanente y solipsista, nos dirigimos solamente a un placer específico; encerramos a la persona en sus dimensiones menos específicas. Por otro lado, si la entendemos dentro de un contexto más amplio, tendremos en cuenta que existen otros factores que se relacionan de manera importante en la vivencia de la sexualidad. Allers nos dice que “El comportamiento sexual no recibe su tipicidad sólo del ‘instinto sexual’, sino de toda la persona, y esto por ley de esencias. La sexualidad de un hombre [de una persona] es ‘expresión’ de su persona y de su carácter, no menos que su comportamiento en cualquier otro aspecto de la vida, o, como he dicho en otra ocasión, es ‘representativo’ de él” (1950, p. 273). Es precisamente al ‘todo’ de la persona al que nos referiremos en esta propuesta.

En relación a las propuestas mencionadas Segú deja claro que “los esfuerzos de algunas corrientes existencialistas por enfatizar lo espiritual y trascendente [en la sexualidad] del hombre [sic] no alcanzaron para desbloquear el criterio biopsicológico en que se había encasillado” (1996b, pp. 32-33). Este trabajo es precisamente otro intento que pretende conjuntar esos cuerpos conceptuales y fijar la atención en la sexualidad humana trascendiendo la corporalidad y la emocionalidad. Cómo he mencionado, se pretende evocar a la persona entera, como unidad y totalidad a la que podamos referirnos dignamente, desde su corporeidad, emocionalidad y espiritualidad-libertad-responsabilidad en relación con su ser sexuado.

La propuesta de sexualidad con sentido no pretende sólo informar sobre la sexualidad, sino promover un cambio de actitud, a través de la formación en la sexualidad desde una antropología logoterapéutica (análisis existencial), para la promoción de dichas actitudes sanas y de crecimiento en cualquier etapa del desarrollo.

El cambio de actitud que fundamentalmente se impulsa con esta propuesta es el relativo al amor. Proponemos varias definiciones acerca de lo que a nuestro criterio abarca mejor y más ampliamente la experiencia del amor humano (en este caso el amor entre dos personas). Creemos, junto con los autores consultados, que el amor desempeña un papel importante en la sexualidad humana, papel que desafortunadamente se ha minimizado, vulgarizado o simplemente negado.
El amor da sentido a la sexualidad humana, lo humaniza. Esto es cierto si entendemos al amor como una expresión puramente humana emergida desde su parte específicamente humana: la espiritualidad. Afirmamos que al darle al amor su justo valor en el contexto humano podemos desarrollar algunas cuestiones fundamentales: la humanización de la sexología, el sentido de la sexualidad, nuevos abordajes sexológicos en terapia y, algo que aborda este trabajo, una “nueva” pedagogía fundamentada en la antropología logoterapéutica (es decir: existencial, humanista y personalista).
En síntesis, esta propuesta conjunta la labor logoterapéutica y del análisis existencial con la sexología, para desde allí crear una nueva manera de abordar la sexualidad humana, que tenga en cuenta lo específicamente humano, a saber, la espiritualidad de la persona, sumando con lo ya conocido en materia sexológica: lo corporal, lo psicológico y lo social. De esta manera, tanto la sexología como la logoterapia y el análisis existencial se verían enriquecidas en su quehacer terapéutico y educativo, al acompañar a la persona sexuada en su proceso y en su camino de vida, ya sea desde una consulta sexológica, la educación sexual basada en una antropología tridimensional (biológica, psicológica y noológica) o desde un trabajo logoterapéutico.

Por último, esta propuesta habla de la sexualidad humana en términos del humano sentido de la vida, que propone la logoterapia, porque creemos que la sexualidad vivida con sentido es una libertad y una responsabilidad auténticamente humana, así como una oportunidad única de encuentro y autotrascendencia.

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